jueves, 8 de julio de 2010

Quilombo en el subte

La Bruja no camina de la mano del asesino, ya que tiene detrás un bloque de ternura, tan sutíl, que hasta un colega violaria la maldad. Son tantas escenas de esta llamada telefónica que ni la Bruja ni el Amable tiene la gracia de cortar la línea de exitación que ocurre en ese Bloque, con un asesino o de una mariposa con su cliente. Todos caminan al subte, menos el asesino (cómplice de amistad con el Bloque). Todos miedosos de la bruja que vende celulares por desesperación de interrumpir la línea telefónica del Bloque con doña de Recoleta.
El señor Amable lanza un cuchillo hacia mr. Bloque y todos corren al segundo escalón del subte. Ahora ninguno tiene responsabilidades, solo miedo a ser testigo y desde ese entonces bloque arrodilla su vida, lanza el teléfono y cierra sus ojos. Ahora los abre. Da las gracias a Amable, pero claro, si nadie tiene la certeza de si el Amable seria estúpido, asesino o defensor. Asesino ahora corre entre molinetes y chatos, empuja a una manifestación de sermones y corre hasta un Policía, avisa todo este quilombo y llora. La Bruja sin embargo le explica a Amable de que sólo Bloque tenía un mal día y discutía con su jefe. Amable dilata sus pupilas con un porro y Bruja limpia el ambiente llorando por Mr. Bloque, un hombre del que ella se pudo enamorar, ya que, describía la situación de su imaginación.
Ahora señor detective, dígame los lazos de la escena.
La señora bruja tenia cuarenta años, era soltera y fracasada. El señor Amable perdió la cabeza con imaciencia, su señora. Bloque, pobre, era profesor de ciencias, amante de impaciencia, claro, no?. Él tenía pastillas relajantes, supongo. Y está por último Asesino, gente de paternal con carnicería y mal carácter en la casa, los amigos le decían así y él se tatuo su vida con ese sobrenombre pero luego del episodio dejó todo para cantar charleston con un cliente en la cama.
Apagá la luz, ya es tarde para contar siempre la misma historia.


1 comentario: